Escuchar el disco entero me acaba cansando (raro es el CD que degusto de principio a fin sin que sufra tentaciones de saltarme alguna pista), sin embargo Eco de Jorge Drexler contiene, para mi gusto, varias de las canciones en castellano más afortunadas que he oído de un par de años para acá. (No trato de pontificar, no niego que seguramente haya escuchado poco).
En cualquier caso, el arranque del CD me encanta. Las primeras palabras que entona este otorrinolaringólogo montevideano metido a cantante y ganador de un Óscar muy a pesar de la Academia (recuérdese el papelón que hizo Antonio Banderas en la ceremonia del 2005), son de gran lirismo:
...esto que estás oyendo ya no soy yo, es el eco, del eco, del eco de un sentimiento...
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En los créditos de casi todas las pistas de Eco figura un cotizado músico de estudio brasileño que de alguna manera u otra ya había aparecido en este retablillo virtual. El disco en el que se incluía O que é bonito en realidad está firmado por Lenine y Suzano y no sólo por el primero. Aunque, lo que son las cosas, en esa canción Marcos Suzano tiene las manos quietecitas y no las golpea contra ningún instrumento de exótica sonoridad.
En los créditos de casi todas las pistas de Eco figura un cotizado músico de estudio brasileño que de alguna manera u otra ya había aparecido en este retablillo virtual. El disco en el que se incluía O que é bonito en realidad está firmado por Lenine y Suzano y no sólo por el primero. Aunque, lo que son las cosas, en esa canción Marcos Suzano tiene las manos quietecitas y no las golpea contra ningún instrumento de exótica sonoridad.
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(No espero comentarios muy entusiastas de mi público habitual sobre esta reflexión melómana en voz alta).
