3/1/07

Triste


Plaza Mayor triste y tristemente iluminada de una ciudad triste enclavada en una región no menos triste. Carrusel de pretendido clasicismo desprovisto de niños deseosos de experimentar la fuerza centrífuga en sus rosaditos estómagos. Y de fondo, a lo lejos pero procedente del tiovivo, suena una melodía para piano y violín que creo reconocer. Qué apropiado. Es Alfonsina y el mar. Enhorabuena al encargado de atrezzo y al dj. La escena es un compendio de penas difícilmente superable.

... Por la blanda arena que lame el mar / su pequeña huella no vuelve más / un sendero solo de pena y silencio llegó hasta el agua profunda / un sendero solo de penas mudas llegó hasta la espuma / sabe Dios qué angustia te acompañó / qué dolores viejos calló tu voz / para recostarte arrullada en el canto de las caracolas marinas ...

Todo invitaba a seguir aquellos pasos suicidas de Alfonsina Storni y morir de poéticas hidrocución, hipoxia e hipotermia. Se me ha caído el alma a los pies. Qué desazón más tonta.

Recomiendo la versión de Alfonsina y el mar de la gran Mercedes Sosa. Aunque siempre habrá quien prefiera la de Andrés Calamaro...