5/12/09

Síndrome prenavideño


Un mensaje en el fondo de un inodoro poco pulcro. ¿Será una señal? ¿Estaré ante un oráculo?


Oh, sí. Es cierto: qué poco queda para la Navidad. Ni me había dado cuenta. Y lo mejor de todo es que, como todos los años, volverá a ser feliz.

Nunca está de más recordarlo. La taza del váter no es una papelera. Y en cualquier caso -aunque hay sensibilidades para todos los gustos- conviene descargar la cisterna a cada uso. Por razones mínimas de convivencia (y para evitar reflexiones como la que acabo de materializar).

En el mejor de los casos, los lujos gastronómicos y etílicos de fin de año también terminan aquí.